60 años han pasado desde que nació Miffy (Nijntjen, en holandés) en 1955 de manos del diseñador Dick Bruna, que un día quiso dibujar una historia sobre un pequeño conejito a su hijo.
Al principio era un personaje con orejas blanditas y características asimétricas, más adelante Bruna le añadió formas más humanas, cabeza más redondeada y largas orejas puntiagudas. En los 70, decidió que Miffy sería una chica por la simple razón de que prefería dibujar vestidos a pantalones. Con paso de los años Miffy se ha vuelto más redondeada y dulce, aunque se mantienen como un mantra los distintivos cinco colores en sus ilustraciones, la línea gruesa que perfila los personajes y el número de páginas de cada uno de sus libros, 12.
La vida de Dick Bruna es sencilla, pasear por las mañanas hasta una cafetería en Utrech, siempre la misma, donde ya le tienen preparado su café. Dibujar en su estudio y volver a a casa para comer al mediodía. A la tarde, vuelve al estudio y hace los trabajos administrativos que se requieran. Utrecht es una pequeña ciudad con diminutos canales y calles, donde los niños le paran y le preguntan si está creando nuevos libros, a lo cual él contesta que eso intenta hacer.

Su sistema de trabajo que permanece intacto a a pesar de los años. Nos recuerda quien fue para él una gran influencia, Matisse.
Publicados en más de 50 idiomas, estos sencillos libros de Miffy han encandilado a millones de niños de todo el mundo. Aparentemente sencillos, porque existe mucha complejidad en intentar hacer algo simple y directo que pueda llegar al corazón de un niño. En palabras del mismo Bruna al dibujar a Miffy llorando “Muy a menudo empiezo con tres o cuatro lágrimas. Después quito una lágrima y al día siguiente otra, al final solamente queda una, y eso es muy, muy triste.”
Para saber más detalles del proceso laborioso de creación de Miffy, os recomiendo este vídeo:
¡Celebremos en 2015, los 60 años de Miffy regalando sus libritos!
Imágenes extraídas del libro All about Dick Bruna.
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