Un objeto tan cotidiano como una barra de labial concentra en su banalidad una densa carga histórica. Al hacer una revisión de la historia del labial rojo, vemos que su uso data de hace varios siglos atrás. En la civilización mesopotámica las mujeres trituraban piedras preciosas con la finalidad de teñir sus labios de rojo. Las egipcias, por su parte, extraían tintes rojos del yodo y el bromo, procedimiento que devino en la enfermedad mortal llamada “El beso de la muerte”: las propiedades tóxicas de estos componentes causaban el envenenamiento de aquellas mujeres que pintaban sus bocas y de los amantes que las besaban. En la Edad Media, estas técnicas fueron perfeccionadas por los comerciantes islámicos que crearon los primeros labiales sólidos. Sin embargo, la sociedad europea no recibió el lápiz labial con tanto entusiasmo como Oriente Medio, por lo que la iglesia medieval prohibió el uso de pinturas en los labios por considerarlo un acto diabólico asociado a la hechicería y la prostitución.
Queen Elizabeth I, por George Gower, 1600
En el siglo VI los labios rojizos ganaron popularidad en Inglaterra durante el reinado de Isabel I, quien puso de moda la palidez de las caras y los labios carmesí. En su agonía, la reina ordenó que después de muerta se le pintaran los labios de rojo. Durante esa época, sólo las mujeres de la clase alta y los actores masculinos tenían permitido utilizar maquillaje. No obstante, la fortuna del lápiz labial pronto sufriría un vuelco. El 1700 marcó en el Reino Unido el comienzo de una estricta tendencia anti-cosméticos para la cual la utilización de cualquier maquillaje volvió a ser signo de prostitución y bajos estándares. A lo largo de casi todo el siglo XVIII y XIX los cosméticos se consideraron inaceptables para las mujeres decentes. Productos como el labial rojo o el polvo blanco eran entonces considerados artificios engañosos, métodos deshonestos por medio de los cuales las mujeres hacían creer a los hombres ser más atractivas de lo que realmente eran. En 1770 el Parlamento británico aprobó una ley que indicaba que los matrimonios podían ser anulados si la mujer había llevado cosméticos antes de su boda. Sin embargo, la opinión de la corte francesa era radicalmente opuesta. En Francia, las mujeres de clase alta usaban diversos cosméticos debido a que el “look natural” a cara deslavada era asociado al desparpajo de las prostitutas y las mujeres que trabajaban.
Marie Antoinette, por Martin van Meytens, 1767
A finales del siglo XIX el maquillaje sólo era permitido en casa y pocas mujeres se atrevían a llevar labial en público. La famosa actriz Sarah Bernhardt fue de una las pioneras en mostrar sus mejillas rosadas y los labios pintados de rojo. A pesar de las críticas, la marca francesa Guerlain lanzó por primera vez una barra de labial al comercio a finales de 1800. Hecho de sebo de ciervos y cubierto con papel de seda, el labial demoró cuarenta años en alcanzar popularidad. Finalmente, en 1920, ganó aceptación y se convirtió en uno de los productos de belleza más emblemáticos hasta los años 60. La popularidad alcanzada en los años 20 se debió principalmente a las actrices del cine mudo, quienes pintaban sus labios de un rojo profundo para hacerlos resaltar en las películas a blanco y negro que no distinguían entre un rojo pálido o un rosado oscuro.
Sarah Bernhardt
Anuncio de Guerlain ✻ Retrato de Elizabeth Lee Miller por Man Ray, 1930
El aviso de Guerlain hecho por Jacques Darcy resulta muy similar a una de las célebres fotos de Elizabeth Lee Miller tomada por Man Ray. En ambas imágenes las caras de las mujeres — boca abajo, con el pelo flotando y los ojos cerrados — revelan que duermen plácidamente y que sueñan con algo. Sigmund Freud, padre del psicoanálisis moderno, afirmó que el “cumplimiento del deseo es el significado de cada uno y todos los sueños, y por lo tanto no puede haber sueños, además de los sueños de deseo”. Así, el labial rojo pasó a ser el nuevo objeto de deseo.
Anuncio de Procter & Gamble Co’s ✻ Anuncio Elizabeth Arden
Durante la Gran Depresión de los años 30, el lápiz labial se convirtió en una señal de resistencia. Una encuesta hecha entre los hogares estadounidenses reveló que a pesar de las nefastas condiciones económicas, el 58% de las mujeres poseía al menos una barra de lápiz labial y la industria cosmética logró prosperar contra viento y marea. Cuando los hombres partieron a la guerra y las mujeres entraron a las fábricas, el lápiz labial rojo se convirtió en un medio accesible para resaltar la feminidad aún vistiendo un overol de trabajador fabril. En la década de los 50, las casas de cosmética lanzaron productos de menor costo y las imágenes de las actrices de Hollywood como Rita Hayworth o Marilyn Monroe consagraron el color rojo como el color del labial canónico de la industria de la moda.
Rita Hayworth en anuncio de Max Factor, 1946 ✻ Marilyn Monroe en anuncio de Westmore Hollywood Cosmetic’s, 1952
Por Valentina Posada